¿Te
has sentido perseguido, observado y acorralado, a tal grado de no saber en
quien confiar, puesto que las personas que te rodean podrían ser los
responsables?
La
extorsión es un problema socio-económico que afecta en la actualidad a una gran
mayoría de los habitantes de Guatemala. Es algo que a diario vemos en los
medios de comunicación y que si tuviéramos la oportunidad de observar de cerca,
nos daríamos cuenta lo que sufren los dueños de los negocios formales
e informales ya que no discrimina estatus social, puede ser desde una tienda familiar hasta una empresa de
gran prestigio, están expuestas a ser víctimas
de este delito.
Este abuso inicia cuando un grupo de personas
sin principios ni valores, se dedican a
investigar a comerciantes o negocios que
aparentemente tienen ingresos favorables,
al haber recaudado la suficiente
información para poder intimidar a la víctima, proceden a llamar, perseguir o
mandar por correspondencia un ultimátum con la cantidad a “colaborar “ o
“cuota” (mensual, quincenal) o el ceder sus bienes materiales o inmuebles y de no ser así amenazan con dañar a su familia, empleados, clientes o
alguna situación, anteriormente investigada, que le puedan perjudicar a la
víctima afectada.
Según el
Código Penal Guatemalteco, Capítulo VI, Artículo 261, se
define como:
“Quien, para procurar un lucro
injusto o para defraudarlo obligare a otro, con violencia, a firmar, suscribir,
otorgar, destruir o entregar algún documento, a contraer una obligación o a
condonarla o a renunciar a algún derecho, será sancionado con prisión de uno a
seis años”
Lo
ideal es que las personas que están
sufriendo el temor que causa el no poder salir de su casa tranquilamente sin
pensar que alguien le está observando y que controlan cada una de sus acciones,
lo denuncien ya que este delito debe tener un alto a pesar que los
extorsionadores logran ejercer presión con la intimidación que causan sus amenazas.
¿Pero
en serio sirve de algo denunciar este delito? ¿Las autoridades atienden las
denuncias y actúan con eficacia?
La
realidad es que no, las personas muchas veces acceden a pagar el monto de
dinero que les piden o a ceder bienes que les ha costado obtener durante toda su
vida a costa de trabajo duro y limpio ya que lastimosamente como ciudadanos
guatemaltecos no contamos con la protección debida por parte de las autoridades
correspondientes.
Como
ciudadana guatemalteca, pido justicia para cada uno de nuestros compatriotas
que sufren este atroz delito y exijo a las autoridades, que le den importancia
a cada una de las denuncias que se han hecho y realicen el proceso adecuado de investigación hasta dar con los
responsables y que estos paguen las consecuencias de sus actos, y así evitar la
muerte de tantos inocentes, para lograr una sociedad más tranquila y libre de extorciones.
MILDRED LILIANA RAMOS ORTIZ 200910791
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